lunes, 1 de julio de 2013

Ásanas.





En el ámbito del Yoga, se denomina Ásana a cada una de las distintas ‘posturas’ que tienen como objetivo actuar sobre el cuerpo- mente.

Las claves de su práctica son la lentitud de movimientos, a la hora de hacer y deshacer el ásana, la fase estática o de mantenimiento de la misma, la respiración lenta, consciente y dirigida, y la atención mental en estado de alerta y receptivo a lo que está sucediendo.

Ejecutada correctamente, la postura estabiliza no solo el cuerpo sino la mente, trayendo al practicante al momento presente, libre de la preocupación por el pasado o el futuro.
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Las Ásanas aseguran un físico fuerte y elástico, pero su efectividad radica en la capacidad para calmar la mente mediante la disciplina. A diferencia del deportista que sólo cuida su cuerpo, el yogui presta atención a la mente que acompaña a la acción durante la ásana. Es un proceso de sensibilización gradual durante el cual la consciencia debe empapar cada miembro, órgano y tejido. Según sus practicantes, sólo volcado completamente en la ejecución de una ásana la mente se tranquiliza y «las dualidades cesan».

Ásana es el tercero de los ocho miembros del Astánga yoga y se considera fundamental para progresar en Pranayamaejercicios de respiración. A diferencia de otras técnicas, puede producir beneficios inmediatos sobre la salud del iniciado.

  

La mayoría de las Ásanas básicas pueden ser practicadas por todas las personas, pues cada practicante conduce la postura hasta su límite razonable y con ello ésta ya desencadena todos sus beneficios.


En la ejecución de las Ásanas de yoga hay que observar, principalmente, los siguientes requisitos:

  • Se hace y deshace la postura con lentitud, conscientemente, evitando movimientos precipitados o bruscos.
  • Se ejecuta la postura hasta el límite razonable y se mantiene el tiempo indicado.
  • Se efectúan respiraciones pausadas y por la nariz.
  • Permanecer muy atento durante la práctica, evitando en lo posible divagaciones mentales. La mente puede situarse en la zona que se indica como soporte para la concentración, o en la postura misma o en las sensaciones (estiramientos, presiones y otras) que se presentan durante la realización de la misma. De este modo la Ásana no sólo tiene implicaciones fisiológicas y energéticas, sino también mentales.
  • Todos los esfuerzos deben ser  paulatinos y sin excesos, respetando las limitaciones del cuerpo.
  • El secreto del éxito está en la constancia al practicar.








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